ENAMORHELADO Érase un señor que trabajaba de sereno en una morgue, y que cuando acababa los crucigramas, los fantaseos del día, y el último bocado de pizza, se quedaba insomne mirando el techo. Pero a fuerza de aburrirse y padecer, se le dio por abrir las heladeras, hasta que dio con una hermosa mujer congelada cuyos huesitos sin reclamo moraban hace ya un mes allí. Observándola a diario terminó enamorado de ella. Pero lamentablemente él estaba casado.
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